sábado, 17 de diciembre de 2011

El Ajuste Estratégico: La Adaptación al cambio “Renovar o morir “

Dentro del análisis estratégico es fundamental, como bien se sabe, que exista coherencia entre la estrategia de la empresa, sus características internas y  el entorno donde se compite. Pero…
¿Es la estrategia de la compañía algo estático e inamovible?
En absoluto, la estrategia, para lograr dicha coherencia, debe estar en continua evolución y metamorfosis con el fin de adaptarse a los cambios que constantemente se producen, adquiriendo así especial importancia el ajuste estratégico  en la empresa como fuente de éxito.

Adaptarse significa construir continuamente nuevas capacidades y recursos y estar en la búsqueda constante de nuevas rutinas, replicando las que funcionan y abandonando aquellas que no tienen éxito.

No se debe caer en el error de creer que, aunque las cosas funcionen bien en el día a día de la empresa,  la estrategia es eterna. Más bien todo lo contrario, la estrategia es un proceso continuo de adaptación para dejar atrás lo inservible y para mantener y mejorar aquello que aporta valor y éxito.
Entender la estrategia como algo inerte nos puede llevar, con el paso del tiempo, a que la empresa establecida se convierta en una organización inflexible donde su rigidez se haga extensible a su misión, cultura, estructura…y en donde se impida, en definitiva, dar una respuesta rápida ante las nuevas necesidades. 
En este caso la empresa puede sufrir consecuencias negativas y devastadoras por la “miopía” de sus dirigentes e incluso podría llevar a la misma a morir de éxito.
No podemos olvidar que hoy en día nos encontramos en un entorno altamente competitivo, con la presencia cada vez más importante de innovación (tecnológica y estratégica)  y con la cada vez más abrumadora presencia de tecnologías destructivas, donde por tanto, se hace vital para la supervivencia  de la empresa tener flexibilidad y contar con lideres valientes ¡!!!
Nota: según Clay Christensen las tecnologías destructivas son aquellas que ofrecen un paquete de atributos muy diferente al existente.
Ante esta situación es fundamental que desde la alta dirección se esté atento, preparado  y con la determinación necesaria para afrontar el cambio, siempre con respeto pero NUNCA con miedo.
Por tanto hay un estadio en la empresa donde llega el momento crítico, el de la toma de decisiones, el de dejar de mirar el pasado para adentrarse la “aventura”  del cambio y el reajuste estratégico ya que... agua pasada no mueve molinos.
Este momento es el denominado, según Andrew Grove, Punto de inflexión estratégico en el que la empresa debe estar dispuesta a hacer un cambio estratégico importante y atrevido. No confundamos atrevido con inconsciente u osado. Nada más lejos de la realidad.
“El arte de los avances es el de preservar el orden en medio del cambio.”Alfred North Whitehead. Matemático y filósofo inglés (1861-1947)
Cuestión aparte será determinar si el cambio o ajuste estratégico a realizar deberá llevarse a cabo mediante un ajuste incremental o si por el contrario se deberá realizar un cambio radical y si el mismo será fruto de un movimiento reactivo o proactivo de la empresa ante los cambios en el entorno.
Desde mi modesta opinión, en los tiempos que corren, cada vez será más difícil optar por decisiones graduales y reactivas y por tanto el camino para poder sobrevivir pasará por adoptar decisiones estratégicas arriesgadas, innovadoras y decididas  que afecten a todas las áreas de la organización (estructura, cultura, productos… ) y donde no exista posibilidad de retroceso.
Evidentemente no todas las recetas valen para todos los casos y por tanto, para establecer el alcance de dicho ajuste, habrá que atender a las características del sector y de la empresa en cuestión, con el fin de determinar si la misma está preparada o no para la adopción de cambios y ajustes traumáticos. No podemos olvidar que no son pocos los casos empresariales de rotundos fracasos a la hora gestionar el cambio estratégico.
El proceso para un cambio exitoso no es objeto de esta reflexión y será abordado, por tanto, en otro momento.
Independientemente de la elección e intensidad del cambio no podemos olvidar que la empresa está en funcionamiento y que la decisión de realizar un ajuste estratégico debe tener en cuenta, por descontado, el futuro pero también, por supuesto, el presente de la compañía.
Se trata entonces de equilibrar y maximizar dos etapas diferentes donde, por un lado, se busque la eficiencia o explotación de los recursos y capacidades actuales y donde, por otro lado, se pretende avanzar con la exploración de las nuevas capacidades y recursos que demanda el entorno (estrategias duales, Derek Abell)
Este autor nos habla de dos periodos de tiempo claramente diferenciadas:
-         Planificación a corto de uno o dos años.
-         Planificación a largo para cambiar misión, rediseñar capacidades organizativas, recursos  organizativos para un periodo de 5 o más años.
¿Pero cómo equilibrar y conjugar los diferentes  periodos de tiempo?
Son varios los autores que optan para hacer frente a esta problemática creando dentro de la empresa unidades organizativas separadas donde unas estarán volcadas en el corto plazo y otras en el largo plazo.
Esta fórmula es probable que permita a las diferentes unidades centrarse en buscar la eficiencia en sus operaciones diarias. Sin embargo, desde mi modesto punto de vista, creo que esta estrategia, estanca entre dichas unidades, impide aprovechar los recursos (ya sean tangibles, intangibles o humanos) las capacidades organizativas  y la experiencia de la empresa  como plataforma para la creación de capacidades superiores desde las que desarrollar el nuevo modelo estratégico.
Es cierto y soy consciente de que la búsqueda y creación de capacidades superiores desde la base actual de la empresa es una tarea extremadamente dificultosa y en ocasiones cuasi utópica, más aún si la empresa parte de una situación precaria y obsoleta (en menor medida en las empresas con éxito presente)
Sin embargo, lo que intento hacer ver es que tal vez la solución pase por la búsqueda de modelos híbridos con estructuras cada vez más orgánicas y con mayores vínculos horizontalidad que permitan conciliar presente y futuro de la empresa ya que…¿no sería absurdo dejar de utilizar y mejorar aquello que es utilizable dentro de la compañía?
Por otro lado, hoy en día son muchos los autores que piensan que la adaptación a los cambios externos no es una forma adecuada de competir en el entorno actual. Entienden, por el contrario, que la mejor manera de adquirir ventaja competitiva no está en la adaptación sino en la redefinición tanto de la empresa como de su entorno sectorial, en definitiva en “anticiparse al futuro”
Si bien es cierto que esta afirmación sería la situación ideal no es menos cierto que la apuesta es excesivamente arriesgada y que serán pocos los privilegiados que den con la clave y con el éxito.
Tal vez la adquisición de la ventaja competitiva mediante este sistema sea válida para las denominadas estrategias innovadoras que son aquellas que cambian las reglas de juego y los modelos de negocio. Pero incluso en estos casos el imitador puede obtener ventaja competitiva en costes y asumiendo menos riesgo que el innovador.
Por tanto, desde mi punto de vista el éxito, como en tantas otras ocasiones, no estará tanto en la obtención de la ventaja como en la posibilidad de mantenimiento y apropiación de la misma.
Yo, sinceramente aún creo en la capacidad de adaptación a los cambios del entorno y en el aprovechamiento de las oportunidades que este trae consigo, como fuente de ventaja competitiva. Para ser más precisos en la velocidad de la adaptación a dichos cambios como fuente de ventaja competitiva.
En definitiva en la empresa como en otros ámbitos de la vida nos encontramos ante la disyuntiva de…..Renovar o morir ¡!!!!
“El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro” John Fitzgerald Kennedy. Fue presidente de los EEUU (1917-1.963)

2 comentarios:

  1. Buenos días Alberto,

    Hacer lo mismo de siempre no nos reportará los mismos o mejores resultados por lo que el cambio continuo, la búsqueda de nuevos complementos, el aporte de valor, la flexibilcidad, etc...adquieren carácter indispensable. Por último, comentar que los planes estratégicos actuales distan mucho de lo establecido teóricamente (1-2 años a corto y 5 a largo) dada la situación de mercados.

    Saludos

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  2. Totalmente de acuerdo Nacho.Hoy nos encontramos con ciclos de vida cada vez más cortos y por lo tanto toca estar despiertos y abiertos al cambio continuo.Hoy no sobreviven los mas fuertes sino aquellos que antes y mejor se adaptan a los cambios.
    Saludos.Alberto

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